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| Para ti | Instituto Anunciación de María | El alegre Anuncio |
Con Maria como modelo
Ella dijo: “Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho.”. (Lc 1,38) *** (Don Alberione) Las Anunciatinas, imitadoras de María y testominos del misterio de la Anunciación hoy en la Iglesia, modelan toda su vida a ejemplo de la Virgen de Nazareth, que en la semplicidad de la vida cotidiana se ha dejado guiar y transformar por el Espiritu Santo, ha recibido a Jesús y lo ha dado al mundo. *** El Anuncio de la encarnación del HIjo de Dios y la Asunción de María al decir: “Soy la esclava...” representan el más grande acontecimiento de la historia de nuestra redención. Por eso, Anunciatina quiere decir participar en este acontencimiento, haciendolo revivir en la historia de la humanidad de nuestro tiempo.
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Con don Alberione en la Iglesia “La razón apostolica, de la Anunciatina, tiene razón de ser en cuanto que es en Cristo y en la Iglesia... Para vivir la vocación necesita que se integren en la Iglesia, y a través de la Iglesia, en Cristo” (Beato Alberione) Estas palabras del Fundador permite a las Anunciatinas asumir el caracter de eclesialidad para la cual cada una de nosotras se trasforma en signo de la Iglesia, la representa y está al servicio del pueblo de Dios.
“Cada Instituto de vida consagrada es un don que el Espíritu Santo da a la Iglesia y para la Igleia” *** El estado de quienes profesan los consejos evangélicos en esos institutos pertenece a la vida y a la santidad de la Iglesia...” (Can. 574)
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Consagradas en el mundo
El Instituto “Anunciación de María”, agregado a la Sociedad de San Pablo, es uno de las diez ramas de la Familia Paulina fundada por el Beato P. Santiago Alberione. Aprobado por el Papa Juan XXIII en 1960, está formado por consagradas a Dios, con la profesión de los consejos evangelicos, en su condición secular y en el ámbito de sus ocupaciones sociales, se dedican a la difusión del mensaje de salvación. El Instituto tiene como primer fin la gloria de Dios y la santificación de sus miembros. El fin especial es este: servir y cooperar en la Iglesia dando a la humanidad a Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida, con la difusión del pensamiento cristiano, de la moral cristiana, y los medios de elevación de la vida individual y social particularmente los medios modernos.
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Se necesitan almas que amen verdaderamente al Señor, que ardan de amor a Dios, no personas de media calidad, sino almas generosas... que hagan de la Palabra de Dios el libro central de su vida, que lo lean, lo vivan y lo hagan llegar, y así también ellas serán luz” (Beato Alberione) |
